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La agricultura actual ha sabido conservar productos históricos como el caldo bordelés junto con novedosos fitosanitarios con materias activas pioneras en tecnología. Así, el uso del cobre aún sigue estando a la orden del día debido a su actividad preventiva frente a un gran abanico de enfermedades de las plantas. Esto, sumado a que puede utilizarse en agricultura ecológica, cada vez más presente en nuestro día a día, hace que sea un producto reconocible y querido por el agricultor y jardinero.

¿QUÉ ES EL CALDO BORDELÉS?

El caldo bordelés nace en Francia, un país con una larga tradición en la viña. De hecho, este cultivo es uno de los que más utilizan fuentes de cobre para prevenir enfermedades como mildiu o relacionadas con la pudrición.

Una zona eminentemente vitivinícola es Burdeos, lugar de origen de este fungicida a base de cobre. La mezcla de sulfato cúprico con cal hidratada (óxido de calcio) dio lugar al nacimiento del llamado Bouillie Bordelaise.

Químicamente, la denominación de este caldo de Burdeos es sulfato cuprocálcico. De esta mezcla se obtiene un polvo soluble en agua que generalmente se utiliza para aplicación foliar, siendo el viñedo el principal cultivo de uso.

Su uso está indicado preferentemente como preventivo, evitando la esporulación del hongo y creando una capa protectora. Debido a que tiene problemas para penetrar dentro de las hojas y los frutos, si la enfermedad está en un estado avanzado, es recomendable el uso de materias activas de tipo curativo.

¿POR QUÉ SE MEZCLAN AMBAS SUSTANCIAS?

El sulfato de cobre, cuando se disuelve al máximo de concentración mezclado con agua, el resultado del pH puede estar comprendido entre 3 y 4, algo considerado como bastante ácido para aplicación foliar. Por tanto, los agricultores buscaron una manera de conseguir aumentar el pH final para que el tratamiento estuviese en un rango óptimo, con un pH fisiológico entre 6 y 8.

Para ello consiguieron mezclar el sulfato de cobre, de carácter ácido, con hidróxido de calcio, un producto alcalino, para conseguir su neutralización y estandarización de pH. Además, el calcio no solo tiene la ventaja de neutralizar la acidez del cobre, sino que está demostrado que interviene en la resistencia de la piel de los frutos y las hojas, reduciendo la posibilidad de que las hifas de los hongos penetren en el tejido vegetal.

Sin embargo, no todos los tipos de calcio tienen buena absorción a nivel foliar ni consiguen ser absorbidos por las hojas; pero sí favorece la mezcla con el cobre y su resistencia al lavado..

Como resultado, el caldo bordelés se concentra hasta el 20% p/p de cobre metal, con una mejor persistencia y resistencia al lavado que otras formas de cobre, algo muy interesante cuando se realizan tratamientos preventivos contra hongos.

Otro punto interesante del caldo bordelés es que es un producto muy económico, dado que la fuente de sulfato de cobre es la que menos precio tiene en comparación con otras formas como oxicloruro de cobre o hidróxido de cobre.