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Recientemente Microsoft se asoció con la Universidad de Purdue, para usar los datos existentes y así mostrar el riesgo potencial para la agricultura que representa el COVID-19. De esa forma han creado se llama Purdue Food and Agricultural Vulnerability Index, una aplicación de acceso público que estima la cantidad de producción que está en riesgo debido a algunos factores.

En la actualidad la situación con los efectos del COVID-19 en la industria agrícola avanza tan rápido que puede ser difícil tener una visión más amplia de las cosas. Hay noticias sobre cierres o reaperturas de plantas individuales, algunas estadísticas sobre las pruebas de los trabajadores agrícolas, pero cuando comienza a preguntarse sobre el riesgo para todas las diversas partes de la industria agrícola estadounidense, puede ser difícil saber qué está pasando.

La referida aplicación extrae datos de COVID-19 de la Universidad Johns Hopkins de estados Unidos, datos de población del censo de EE. UU., y datos del USDA sobre el número de trabajadores y la producción de cultivos de cada condado del país. Así se combina toda esa información para estimar esencialmente la cantidad de producción que se pierde debido a los trabajadores agrícolas que dieron positivo por COVID-19.

Puede profundizar bastante en la herramienta; El filtrado por condado individual le permite ver exactamente lo que produce ese condado, cuántos casos confirmados ha habido y una predicción de la cantidad de producción perdida. El índex rastrea frijoles, ganado, cerdos, pollos, trigo, arroz y verduras, y estima la producción perdida por libra, cabeza, bushel o acres, según el cultivo.

Este tipo de herramienta tiene ciertas fortalezas y debilidades. Permite una especie de vista de pájaro de la industria en general, lo que hace que sea muy fácil espiar áreas potencialmente problemáticas. Si el condado productor de carne de cerdo más grande del país está experimentando una gran cantidad de casos confirmados, la pérdida potencial en la producción se manifestará y será obvia de ver.

Pero también hay algunos problemas, ya que, por un lado, tenemos que confiar en los datos de los trabajadores del USDA, que son extremadamente limitados dado que se sabe que las estimaciones de los trabajadores agrícolas sin estatus legal son tremendamente inexactas. También tenemos que depender de la contabilidad de los casos de COVID-19, que varía de un estado a otro y tampoco es muy precisa.

Luego está el problema de que la cantidad de trabajadores activos no es necesariamente el único problema al que se enfrenta la producción de alimentos en este momento; es grande, pero también existen importantes desafíos de infraestructura. Los agricultores que arrojan sus cultivos aún pueden producir, pero no aparecerán en el sistema alimentario debido a la falta de compradores o de una forma de llevar esos alimentos a los compradores existentes.